“Cuando creamos Twitter no tenía dinero y vendí mi parte por 7.200 dólares”La historia del origen de Twitter es, en realidad, la historia de un fracaso, por eso obtener una tajada de siete mil dólares por un producto fallido, en el que pocos confiaban, parece un buen negocio, aunque Evan Henshaw-Palth, cofundador de la red social y uno de los principales desarrolladores de la plataforma, se sigue tirando de los pelos por no haber sabido intuir el éxito de una de las startups más influyentes del mundo.

Hoy cotiza en el Nasdaq, pero hubo un tiempo en que Twitter, una obra colectiva sobre cuya paternidad los fundadores todavía no se han puesto de acuerdo, era solamente un proyecto menor dentro de la empresa estadounidense Odeo, a la que el informático llegó en 2004 para aportar sus conocimientos como programador. La idea había surgido, junto a otro medio centenar de proyectos, la mayoría frustrados con el tiempo, el mismo camino que parecía reservado para Twitter, durante una clásica tormenta de ideas en una cafetería.

Yo estaba agotado. Había puesto toda mi alma en la ‘startup,’ trabajando sin parar, y necesitaba respirar, tomarme un tiempo. Nadie sabía que Twitter iba a tener éxito, que un proyecto entre cincuenta iba a tener el efecto que ha tenido finalmente

El objetivo de la empresa era crear un nuevo ecosistema de productos digitales, puro I+D, para testar si alguno de ellos cuajaba en el mercado. Entre ellos se encontraba el embrión de Twitter (al prinicpio Twittr), que nació con el fin de superar al SMS, incluso al email, generando un nuevo modelo de interacción a través de la red.

Parecía una buena idea, pero cuando los emprendedores lanzaron la plataforma en 2006, aprovechando un clímax de agitación social en Estados Unidos, el caldo de cultivo idóneo para la irrupción de una herramienta de comunicación social, apenas generó un impacto de 100.000 mensajes. Fue el momento en que Evan Henshaw-Palth decidió bajarse del barco, coger el dinero y salir corriendo.

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El estadounidense, reconvertido ahora en emprendedor hacktivista en la empresa Neo, consagrada al desarrollo de aplicaciones de software libre, cuenta su historia a Teknautas en Madrid, donde ha asistido como ponente a la primera edición del congreso We Care About e-Knowledge, organizado por el European Institute for Entrepreneurship (EIE).

Pregunta. Te lo han preguntado miles de veces, pero siete mil dólares parece muy poco dinero por haber creado Twitter…

Respuesta. Sí, parece un regalo, pero cuando yo empecé a trabajar en Twitter no tenía nada de dinero. Me había comprado una furgoneta Volkswagen por doscientos dólares, le puse una cama dentro y estacionaba en San Francisco. En aquel tiempo estaba trabajando en proyectos de hacking y cuando entré a trabajar con el equipo de Twitter doscientos dólares eran para mi una fortuna. Más tarde, 7.200 dólares por haber creado la plataforma me parecieron mejor que nada. Tengo muchos amigos que han trabajado en Friendster, con un rol parecido al mío, como los primeros empleados de una red social que entonces iba a cambiar el mundo. Pero se colpasó y ellos nunca recibieron nada por sus acciones.

P. Has reconocido en muchas ocasiones que tu salida fue un error. ¿Has dejado de arrepentirte?

R. Yo estaba agotado. Había puesto toda mi alma en la startup, trabajando sin parar, y necesitaba respirar, tomarme un tiempo. Tomé la decisión de irme dos meses de vacaciones y retomar el proyecto a la vuelta. Nadie sabía que Twitter iba a tener éxito, que un proyecto entre cincuenta iba a tener el efecto que ha tenido finalmente. Nadie sabe hacia dónde avanza el mundo.

P. ¿En qué ha cambiado Twitter desde entonces?

R. Ahora es una empresa grande: miles de personas se han hecho millonarias. Tiene oficinas muy lindas, cafetería gratis para los empleados, un jardín sobre el techo… Pero también es una empresa que piensa en el negocio, no sólo en cómo cambiar el mundo. En el mundo actual necesitas tener una empresa rentable, por eso la mitad de las personas que trabajan ahora en Twitter se dedican a las ventas y al marketing. En mi época nadie pensaba en el negocio, en ganar dinero con Twitter, al menos hasta que los inversores se pusieron serios y dijeron que no estaría mal que generase algún ingreso. (Risas)

P. ¿Existe una burbuja detrás de modelos de negocio como Facebook o Twitter?

R. No lo creo. Hay miles de modelos de negocio en internet y uno de ellos es el publicitario. Utilizar publicidad para sostener medios de comunicación se lleva haciendo desde hace cien años. La única diferencia es que antes eran medios para consumir información, no para producirla. La clave es que en un sistema capitalista necesitas que tu empresa sea rentable. Hubo un momento en que Twitter tuvo dos caminos: ser un medio de comunicación como el email y el chat o convertirse en una empresa. El equipo de Twitter decidió que no iba a ser un medio de comunicación, sino una compañía. Esa decisión se tomó en 2008.

P. Twitter ha tenido una gran influencia en los movimientos sociales de los últimos años. ¿Tiene ideología?

R. Sí, pero no en el sentido tradicional de izquierda y derecha. La ideología de Twitter consiste en decir que todo el mundo debe tener voz y derecho a tener su propia audiencia. En Estados Unidos, la libertad de comunicación se centra en dar la posibilidad a un individuo de ser dueño de su propia imprenta. Twitter tiene una perspectiva diferente: contempla que toda persona tenga la posibilidad de comunicar, de informar. Twitter protege ese espacio de libertad, pero no hace de su contenido una cuestión política. Desde ese punto de vista, Twitter tiene una profunda ideología basada en el derecho a que todos tengamos voz y podamos participar en el mundo.

P. En España se está debatiendo una ley que plantea imponer multas a las personas que insulten en Twitter a los políticos, a los símbolos del Estado…

R. Es horrible. Necesitamos que exista el derecho a insultar. Inglaterra tiene muchas leyes de este tipo y tienen efectos muy malos. Estas leyes se hacen para castigar a las personas con menos poder. Por ejemplo, existe una ley que te dice que no puedes cruzar la calle si no es por un paso de peatones. Está bien porque es peligroso cruzar por donde hay tráfico, pero ¿quién va arrestar a las personas que lo hagan?

P. En tu biografía de Twitter dices que eres anarquista. ¿Cómo se aplica el anarquismo en internet?

R. En su origen, internet no tiene nada que ver con el anarquismo. Era un proyecto del departamento de defensa de Estados Unidos, pero después la herramienta llegó a las universidades y empezó a fomentarse un ambiente de colaboración. Como anarquista, en general creo que podemos crear instituciones capaces de solucionar nuestros problemas. Confío en que podemos desarrollar la democracia en el mundo, pero necesitamos aumentar la participacion de las personas, luchar por su derecho a tener voz y tener el control de su propia vida. En el caso de internet necesitamos crear herramientas para que esto sea posible.

Edward Snowden está mostrando a todo el mundo los crímenes de Estados Unidos, que ha violado sus propias leyes. Están enojados con él porque lo ha hecho público, pero estoy convencido de que la historia mostrará a Snowden como un héroe y no como un villano

P. De momento, parece que la tecnología ha tomado el camino contrario. ¿Cómo podemos defendernos del espionaje de los gobiernos?

R. Hay aplicaciones como Tor para encriptar tus comunicaciones: sólo tienes que instalarlo. También existe encriptación para el email y muchas otras herramientas. Es importante usarlas cuando no estés haciendo nada secreto. Si en lugar de una sola persona, es la sociedad al compleo la que está preocupada por proteger su privacidad, si todo el mundo dice que Edward Snowden es un héroe y no un criminal, si todos defendemos los derechos civiles, entonces el mundo puede cambiar. Snowden está mostrando a todo el mundo los crímenes de Estados Unidos, que ha violado sus propias leyes. Están enojados con él porque lo ha hecho público, pero estoy convencido de que la historia mostrará a Snowden como un héroe y no como un villano.

P. Sin embargo en la red Tor nació Silk Road, el mayor mercado de la droga en internet… ¿Es la red incontrolable?

R. Es controlable, es parte de nuestra sociedad, internet es nuestro. Igual que aquí Madrid puede haber venta de drogas, prostitutas, corrupción u otras cosas que no sean limpias, en internet también, aunque se está trabajando para controlarlas. La red es un reflejo de la sociedad. Necesitamos comprender que internet no es tan diferente de nuestras ciudades, pero la red es una ciudad global, con diferentes reglas y arquitecturas, aunque existe en el mundo real.

P. ¿Usas bitcoin?

R. No lo uso, pero me parece fascinante. He estudiado cómo funciona y creo que es un ejemplo de cómo el software se va a comer el mundo financiero en el ámbito de las transacciones.

P. ¿Y si ese software cae en las manos equivocadas?

R. ¿De dónde viene todo el dinero de Citibank y otros bancos del mundo? Tienen cuentas en Suiza porque allí existe secreto bancario. No es para proteger la privacidad de sus miembros, sino para limpiar el rastro de sus crímenes: la evasión de impuestos, el narcotráfico… Igual que existen países para lavar dinero, el bitcoin es otro país que puede servir para el mismo objetivo. Sin embargo, hay formas legítimas e ilegítimas de usar el bitcoin. El crimen no es usar bitcoins. El crimen es la venta de drogas, en el caso de que creas que la droga deba ser ilegal. Yo no lo creo: si quieres tomar algo es tu libertad elegirlo.

P. Ahora vives en Uruguay, que en 2013 fue elegido el mejor país del mundo, entre otras cosas por una ley de software libre…

R. Ha habido una serie de leyes importantes: matromonio gay, eutanasia, legalización del cannabis… Y también se ha aprobado una norma para proteger el derecho a la información de los ciudadanos. Por ejemplo, en España no tienes derecho a pedir infromación al gobierno. En Uruguay puedes solicitar cualquier cosa y el gobierno ahora tiene la obligación de compartirlo.

P. ¿Por qué es importante el software libre para el desarrollo de la sociedad?

R. Porque estamos viviendo en un mundo basado en el código. Cuando vas a un cajero a sacar dinero o cuando compras un billete de avión por internet, todo es software. Ahora mismo lo está controlando todo y es importante que nosotros podamos leer ese código, editarlo, verificar que funciona y hacer nuestras propias versiones. La única forma de poder hacerlo es abriéndolo.

P. ¿Quién es el enemigo del software libre?

R. La corrupción es el enemigo del código abierto, la gente que no quiere tener transparencia. Creo que el enemigo no es el software propietario, que poco a poco se está transformando en software libre porque es más eficiente, más rápido y de mayor calidad. Éste no es el debate: la cuestión es si avanzamos hacia un modelo basado en el código libre o justo lo contrario, apostando por la idea de que las personas no tienen derecho a participar.

En las películas se muestran las fiestas de Silicon Valley porque en realidad nuestro trabajo es muy aburrido. Después de dieciséis horas delante de un ordenador editando código hay pocos momentos de diversión. Se tarda mucho tiempo en desarrollar un producto, por eso de vez en cuando la gente sale a festejar

P. En las películas que nos llegan sobre Silicon Valley, como La red social, se vende una imagen idílica del valle, con grandes fiestas, chicas… ¿Funcionan así las cosas?

R. (Risas) Había algunas fiestas, pero no muchas chicas. Ahora la misma gente que ha hecho Breaking bad está preparando una serie sobre cómo se creó Twitter. Debería aparecer yo… puede ser algo muy raro. Mira, en las películas se pone todo esto porque en realidad nuestro trabajo es muy aburrido. Después de dieciséis horas delante de un ordenador editando código hay pocos momentos de diversión. Se tarda mucho tiempo en desarrollar un producto, por eso de vez en cuando la gente sale a festejar. Mucha gente de Silicon Valley sale a emborracharse y drogarse. Hay casos en que la gente se va una semana al desierto a consumir LSD y después vuelven a trabajar. Hay una frase sobre Silicon Valley que me gusta mucho: “Silicon Valley juega duro y trabaja duro”. Las películas muestran esa parte porque en realidad el trabajo es muy aburrido.

P. Todos los años aparece algún gurú que dice que Silicon Valley está llegando al fin de su ciclo… ¿Tiene capacidad de crecimiento?

R. Silicon Valley está generando desde hace veinte años una empresa de mil millones de dólares cada tres meses. En ese sentido, yo no tengo miedo a que se agote. Silicon Valley está creando las compañías que dirigirán la nueva economía. El software se está comiendo el mundo. Por ejemplo, aerolíneas como Vueling, Ryanair o Easyjet son aerolíneas de software: es el código quien decide los precios. En la actualidad, el software va a pasar a todas las capas de la sociedad y no estamos preparados. Silicon Valley tiene conciencia, busca un mundo mejor, pero no tiene dirección. Si hay una estrategia en Silicon Valley es inventar el mundo real desde los sueños de la ciencia ficción. Y algunos son paraísos, pero otros son distopías, por eso es importante plantearse preguntas sobre qué software vamos a usar en el futuro y cómo queremos usarlo.

P. ¿Cúal es tu modelo para el internet del futuro?

R. Me gusta el camino del derecho a hablar, el de poder decidir por internet, en tiempo real, tus votos, participando de forma directa en la sociedad. Me gusta el camino de que podamos tener autonomía sobre nuestra propia vida, tomando decisiones juntos, no haciendo unas elecciones cada cuatro o cinco años. Mi miedo es una sociedad controlada. Hoy hay cámaras en todos lados, todo está monitorizado. Ahora el gobierno de Estados Unidos decide a quién puede detener o asesinar basándose en que alguien, por ejemplo, recibe demasiadas llamadas en su móvil con un target específico. Entonces envían un drone a buscarle: es el terror puro. Es peor que una dictadura, por eso nosotros tenemos que desarrollar software y movimientos sociales que protejan nuestra privacidad, no como las malditas cookies. Silicon Valley, como cultura, como grupo de personas, apoya esto, está contra la NSA, les temen. Hoy hay gente desarrollando tecnología para un mundo mejor, pero no sabemos hacia dónde va el mundo, si hacia un modelo en el que tengamos derecho a la privacidad o un modelo basado en la vigilancia total.